DIBUJOS

En los dibujos Olga Sánchez refleja un proceso de integración de unas partes que fragmentan la historia de la mujer. Es un mundo de rostros femeninos reafirmándose entre pájaros (amantes ausentes), pavos, máscaras, peces, fantasmas, serpientes, lunas, cuerpos…, se trasluce una poderosa necesidad de expresión, que es, a su vez, un intento desesperado por definir la vida.

Algo misterioso nos toca de estos rostros y desconocemos si dolemos o interiorizamos con su incuestionable fuerza. En la obra Oda a la Flor, inspirada en un poema de Pablo Neruda, además de su vibrante contenido visual, hay una reunión de tres mujeres que ya no están dispersas y que constituyen una lectura de un nuevo esquema unitario que muy bien puede constituir la interrupción de la lucha externa para siluetear el ser. Soy yo: madre, amante, guerrera o lo que sea.

Definitivamente hay mucho movimiento interno-¿espiritual?-en estos dibujos con opciones en el dolor, alegría en la tristeza y muchos mitos nítidamente explorados, que al fin otorgan algún significado de sosiego. Olga Sánchez no teme desnudarse y desnudar el amor, porque hay limpiezas que pueden ser colectivas. Pausadamente recorre trechos, como si volver a jugar fuera echar nuevamente una ojeada a la palabra descubrimiento. Y así descubrir sin temor. Descubrir, en la sutileza abierta de la definición.

Coqui Santaliz